Alba escarcha
que en el mar renace
cristalina luz
que en la aurora nace.
En noches brillantes,
su luna se pierde.
crisol del gran verde
que fluye y envuelve
De la aurora luz
de las noches faro
como nubes rosas
de un manto dorado.
Flama que nos guía
llama que restaura
fuego que ilumina
que nos da la vida
Luz de ti desciende
en perlado encaje
con ristras de hilos
aterciopelados
revela los años
días ya olvidados.
Tu luz infinita, sagrada,
¡que entibia!
que colma, que fluye,
que con dulce lazo,
en su santo seno,
nos retiene atados.
diriges los vientos
absorta contemplo
lianas encendidas
luces diamantinas.
Tu velo nos cubre
deslumbra, transporta
en un suave amiento
al eterno templo
tiempo de los tiempos
de los montes, fuerza
con fulgor sublime
que a mi alma redime
Mi campo de lirios es una pausa en el tiempo para los que se detienen a observar. En el camino descubrirás rincones de luz, senderos entre fuentes y cascadas, manantiales o lagos; pozos o molinos. Susurros, cantos o murmullos del viento para los que saben escuchar. Valles serenos para los que buscan descanso. Un alcor de luz donde las quimeras y sueños se realizan. Perceptible solamente para los que nutren su alma con la poesía. Elizabeth Polanco
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